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Control de PH

En función del material con el que estén construidos los calentadores del agua de alimentación, el pH debe mantenerse entre 8.8-9.2 cuando hay presencia de cobre, y mayor de 9.2 cuando no hay tal presencia. Un pH mayor de 11 podría provocar corrosión cáustica mientras que un pH menor de 8,5 provocaría corrosión en metales y juntas de estanqueidad.

Para el control del pH en la fase líquida se utilizan diversos fosfatos. El objetivo inicial del empleo de tratamientos a base de fosfatos era la prevención de la formación, en la superficie de transferencia de calor, de incrustaciones ‘duras’ (carbonatos de Calcio y Magnesio), debidas a la dureza residual del agua, ya que los fosfatos proporcionan un buen amortiguamiento a las mismas, mediante la formación de lodos no adherentes. Posteriormente, con el uso de aguas de alimentación de mayor pureza, estos fosfatos son utilizados principalmente por su capacidad de actuar como tampón de pH, eliminando los pequeños desequilibrios químicos provocados por entradas de agua del condensador o por descomposición de especies químicas.

Se han definido 3 formas de control para este tipo de tratamiento con fosfatos, denominadas secuencialmente en el tiempo: 

  • Control de precisión
  • Control coordinado
  • Control congruente

Se diferencian en la concentración de fosfato a mantener y en la relación molar Na/PO4. El objetivo del tratamiento es minimizar la formación de NaOH, producida por la precipitación de fosfato, evitando el ataque caústico. Los límites más adecuados de fosfato a mantener están entre 2 y 4 ppm.

El inconveniente de los tratamientos basados en el empleo de fosfatos es el secuestro/retorno de los mismos y la formación de depósitos asociada. El fenómeno del secuestro se atribuye a la precipitación de sales de sulfato de Ca y Mg debido a la disminución de su solubilidad con la temperatura.

En cuanto al control del pH en la fase vapor, este se realiza con amoniaco (NH3) y sus derivados, aminas. Los fosfatos que se emplean en la fase líquida no regulan el pH en la fase vapor porque no son volátiles. Las aminas y el amoniaco sí lo son, y tienen el efecto tamponador deseado.

Actualmente en muchas plantas de generación eléctrica se utilizan compuestos derivados de aminas, denominados tratamientos ‘All Volatile’ (solo volátil), en los que un solo producto regula el pH en fase líquida y en el vapor y se encarga del control del O2 disuelto. El producto se adiciona en un solo punto (agua de alimentación).      

Santiago García Garrido

Director Técnico en RENOVETEC, Licenciado en Ciencias Químicas, Máster en Administración de Empresas (MBA) y Técnico Superior en Electrónica.

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